jueves, 1 de abril de 2010

Alcides Greca

Alcides Greca

Jurisconsulto y escritor, nació en San Javier, 1889 y murió en Rosario en 1956. Se doctoró en Derecho en la Universidad de La Plata en 1917. Desde 1908 a 1934 participó en la vida política y en las agitaciones populares, dentro de los partidos socialista, primero y radical después. Fundador en San Javier del periódico El Mocoví (1908) y La pura verdad (1912); fundador y director del periódico La Palabra en Santa Fe (1918); redactor del diario La Capital de Rosario y de la Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales. Fue también catedrático de Derecho Administrativo en la Facultad de Ciencias Jurídicas de Santa Fe y Vicedecano de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional del Litoral.
Diputado provincial (1912-16); senador (1920-23) y diputado nacional (1926-30). Entre su vastísima obra podemos citar:
Palabras de pelea (1909); Viento Norte (1926); Cuentos del Comité (1931); La pampa gringa (1935); Tras las alambradas de Martín García (1934); Una nueva capital para la Nación Argentina (1950); Tragedia espiritual para los argentinos que hoy tienen veinte años.
Alcides Greca ilustra, de manera casi ejemplar, la actividad de un intelectual formado en el momento histórico que enmarca el ascenso del radicalismo al poder. Ardoroso defensor del programa reivindicatorio enarbolado por Hipólito Yrigoyen, ejerció desde muy joven el periodismo. Filmó también una película “El último malón” en 1917 que reconstruye el levantamiento de la reducción indígena mocoví en San Javier, producido en 1904.
Se le deben también importantes obras jurídicas.
El texto elegido
“Un orador: dos discursos” pertenece al libro Cuentos del Comité. La forma adoptada en la organización del contenido de este libro (notas esporádicas, artículos de estilo y estructura periodística como el elegido, cuentos breves o anécdotas) adquiere unidad en el contexto, pues todos los elementos y partes, apuntan a la crítica de costumbres aunque aparentemente parezcan despojados de valoraciones peyorativas.
Los Cuentos del Comité son la crónica de un momento relevante de la historia santafesina. En efecto, abarcan un período que va desde el año 1914 hasta el año 1930, fecha en que se produce el golpe que puso fin al gobierno constitucional.
“Un orador: dos discursos” resume todas las alternativas de la contienda electoral. Los vaivenes de la política hacen que los candidatos proclamados en un momento como ejemplo de talento y hombría de bien, pasen a ser en otro momento paradigmas de la deshonestidad y la tradición. Evidentemente, al caído del radicalismo y la quiebra del orden institucional provocan en este escritor, de conocida militancia radical, una visión escéptica, y así insinúa su crítica a quienes viciaron la efectividad de esa lucha por encauzar de esa lucha por encauzar democráticamente al país.

UN ORADOR: DOS DISCURSOS*
La campaña electoral culmina con la proclamación de esta formula, expresión insuperable de talento, de civismo y de hombría de bien. Con el binomio Pérez León-Del camino, inscripto al frente de nuestros estandartes, la victoria es una realidad incontrovertible. Pérez León, todo un carácter, probo, rectilíneo en sus inspiraciones y en sus procedimientos, es una garantía para su partido y para la provincia que aclama su nombre. Antonio Del camino, jurista de universal nombradía, lumbrera de la ciencia, será la antorcha que nos conducirá por la ruta amplia y luminosa de los prístinos y humanitarios ideales que sustentamos.
Surge esta fórmula bajo los auspicios del jefe ilustre del partido, el doctor Enrique Hidalgo, que sabe llevar bien alto su apellido por la generosidad que pone en todos los actos de su vida.
Aquí estamos, señores, rodeando la magna fórmula, dispuestos a dar hasta el último aliento para verla posesionada de las insignias del mando, para prez de nuestro partido y gloria de la república.

Seis meses después.
La fórmula de la tradición ha culminado en sus propósitos de descomposición partidaria, arrastrando por el fango el estandarte glorioso que empuñaran con mano digna tantos hombres ilustres del partido.
Aniceto Pérez León es, en verdad, un manso corderillo, que con su falta absoluta de carácter, no se hace otra cosa que rubricar los despropósitos del más deshonesto, del más cínico, del más oscuro y falaz de los caudillos, Enrique Hidalgo, que de todo tiene, menos de los que expresa su apellido. Para que nuestra desventura sea mayor, para que la tradición sea más categórica, el segundo término de la formula, Antonio Del Camino, ese abogadillo de pleitos perdidos, verdadero “ave negra” de Juzgado de Paz, con su torpeza característica, con su absoluta falta de luces, ha sido el camino fácil por donde se han deslizado los delincuentes que han herido de muerte a la alta idealidad partidaria.
No cejaremos, ciudadanos, hasta que no veamos a los componentes de este desgobierno, corrompido y falsario, que soporta nuestra desgraciada provincia, mordiendo el polvo de la derrota, confundidos en el anonimato de la insignificancia, de donde nunca debieron salir para que no mancharan sus nombres las páginas inmaculadas de la historia ilustre de la República

No hay comentarios:

Publicar un comentario