martes, 30 de marzo de 2010


Diego Spicher… El acordeón de los campos

Diego Spicher es uno de los jóvenes más talentosos que tiene hoy el chamamé. Excelente acordeonista y maravilloso ser humano.
Su acordeón campesina perfuma el aire del Litoral con las flores de su teclado al tiempo que anida en las frondas musicales de la región con un rumor de esteros en los bajos.
Es de Vera pero desde su lenguaje chamamecero se hizo región, país, continente, mundo… Integra una de las formaciones más prestigiosas: el conjunto del maestro Monchito Merlo como segundo acordeón.
Diego Spicher conserva incorruptibles los rasgos terruñeros en los sonidos de su tres hileras y con orgullo campero los muestra en cada escenario, en cada peña, en cada lugar donde le toque actuar.
Humilde “toro en su rodeo y torazo en rodeo ajeno” accedió gentilmente, mates virtuales de por medio, a esta entrevista con Santa Fe Nativa, dejándonos detalles de su vida como artista.


Spicher - Soy Diego Ricardo Spicher… Nací el 30 de abril del 83, en el Paraje 70/800 Departamento Vera, Provincia de Santa Fe.

SFN: ¿Cómo fue tu infancia?

Spicher - Mi infancia la viví en el campo con mis padres y mis dos hermanos en el norte santafesino… Soy el mayor de los tres.
Me crié en una familia con algunos tíos músicos, entre ellos Paquito Crensser, Roque González y mi papá que tocaba el acordeón… Era un paisaje de montes, obrajes, grandes extensiones de campo donde se anda a caballo y se trabaja con hacienda... También ayudaba a mi padre a hachar leña y esas cosas bien camperas desde chico…

SFN: ¿Cuándo y cómo empezás con el acordeón?

Spicher - Lo del acordeón se me da a los 13 años más o menos cuando veía a mi padre ejecutar… se me dio por probar si salía algo y de ahí no pude dejar más, se me hizo un vicio (risas)… Y en lo profesional a los 14 años integrando el Conjunto Cunumí Porá de Vera. Luego el conjunto de Ernesto Juanovich, Los Menchos del Litoral, Los Chamameceros de Vera, Nilo Melvín, también tuve una propia formación y actualmente integro el conjunto de Monchito Merlo.

SFN: ¿Cómo llegás a ser segunda acordeón de Monchito Merlo?

Spicher - A Monchito lo conocí a través del Polaco Juanovich, y cuando andaba por el norte solíamos compartir escenario y algunas veces me invitaba a ejecutar algunos temas juntos. Un día me llamo el maestro y no dude en integrar ya que siempre fui seguidor de su estilo.

SFN: ¿Te identificás más con las cosas de campo en tus temas?

Spicher - …Y se hace lo que uno siente y puede… Trato de darle un toque campero ya que soy campesino y tratamos de hacer lo que le gusta a la paisanada.
Me gustaría que nuestra música autóctona argentina sea más difundida y que no consumamos tanto lo del exterior, no solamente la música, todo lo de acá es muy rico, y hay mucha gente que no lo conoce.


SFN: ¿Qué te gusta y qué no te gusta de la vida como artista?

Spicher - Lo que más me gusta es poder conocer mucha gente que nos brindan su corazón, hacer muchos amigos eso no tiene precio, conocer lugares… Y lo que no me gusta es la desunión de colegas, y como te decía la falta de valor que hay en los medios grandes.

SFN: ¿Cómo nacen las melodías?

Spicher - La verdad salen solas solamente tratando de hacer algo nuevo…

SFN: ¿Qué autores y compositores te gustan?

Spicher – Escritores: Edgar Estigarribia, Pablo Machado, Julián Zini, etc… De los actuales Gustavo Machado y Alfredo Velazquez. Y músicos: Tarrago, Montiel, Transito, Isaco, Fito Ledesma, Tilo Escobar, Andrés Cañete…

SFN: Contanos alguna anécdota

Spicher - Una anécdota que tengo es cuando empezaba en esto, no andaba muy bien el Litoral, nos contrataron en Charata, Chaco… Bueno salimos con ese rumbo en un Ford Falcon. Cuando faltaban mas o menos 80 kms. nos quedamos sin nafta. Estuvimos 5 horas y no pasaba nadie era un camino desierto de tierra y montes a los costados.
Teníamos que estar a las 10 de la noche para actuar… De repente escuchamos una voz en el monte… Eran indígenas, cosecheros de algodón, que salían con su patrón en una camioneta, y bueno hicimos dedo… Nos llevaron a General Pinedo, el tema era que no teníamos plata. Pero siempre hay un buen gaucho, un remisero que nos compró un bidón de nafta y nos llevo hasta el auto, le empeñamos la auxiliar. Al otro día cuando cobramos pasamos a buscar la rueda y devolvimos la plata… Por eso lo que se cosecha andando con la música no tiene precio. Le agradezco a Dios poder vivir de esto, porque como lo que pasamos nosotros esa vez hay miles de colegas que a veces salen sin plata para traerle el pan a sus hijos.

SFN: Gracias Diego por tu música, tu tiempo y por la entrevista.
Spicher – Gracias y hasta cualquier momento.
Gustavo Machado

No hay comentarios:

Publicar un comentario