jueves, 3 de septiembre de 2020

EL CHAMAMEZAZO: ANTONIO TARRAGÓ ROS – LOS DE IMAGUARÉ – CONJUNTO IVOTÍ La renovación chamamecera de los ‘80

BREVE INTRODUCCIÓN: No es casual ni caprichoso que entre el comienzo y la primera mitad de los ’80 se produzca un fenómeno al que llamaré EL CHAMAMEZAZO, un fenómeno que implicó una explosión del género a nivel país con características nunca antes vistas. 25 años después de ese movimiento, en momentos en que ya comienza a ser y hacer historia trataré de recordarlo por sus características e intentaré una definición del mismo para poder dilucidar algunos aspectos poco claros, los comos y los porqué de tan magno acontecimiento para nuestro sentir musical. No pretendo agotar ni concluir el tema en este ensayo, sino más bien abrir un debate enriquecedor que nos sirva y les sirva a los que vendrán. Por lo tanto espero todas las repercusiones posibles y desde ya agradezco a quienes se quieran tomar el trabajo de continuar la charla. EL CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL: Si bien el género no tiene una precisión de fechas de creación, como la gran mayoría de la música nativa, diré muy someramente que al menos un siglo antes que se popularizara a través de las grabaciones la palabra chamamé ya existía y también el género musical homónimo aunque tal vez con otras denominaciones y particularidades. La década del ’30 es apenas el punto de partida de una interminable discusión por la palabra chamamé, más no del ritmo y de las características de esta música que viene de mucho antes. Por aquellos tiempos ubicamos a los pioneros del género como Valenzuela, Chamorro, Ramírez, etc. Donde ya pueden apreciarse diversos estilos interpretativos muy marcados e inclusive instrumentaciones muy distintas. Emilio Chamorro con un estilo más rápido y la incorporación del clarinete como en el caso de San José, o de la campera denominada Ombú Vuelta donde el acento musical tiene matices muy distintos a lo que posteriormente se entendería como chamamé tradicional. Mauricio Valenzuela con orquestación de violín y la aparición de la glosa dicha sobre el tema como en el caso de Aguará Chaí y una síncopa distinta. El Cuarteto Ramírez con fagot o clarinete y un estilo muy similar a la cueca chilena en Llegó el día de mi santo o arpa en El hormiguero. Y qué decir de la interpretación de Samuel Aguayo de Corrientes Poty con la bellísima orquestación que incluye esas magníficas cuerdas. Luego, en los ’40 y 50, se producen los nacimientos musicales de los más celebres de todos los tiempos: Tarragó Ros, Mario del Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel y Mario Millán Medina y con ellos vendría la primer gran eclosión del chamamé que pasa de ser música de Corrientes a ser música del Litoral y de una buena porción del Conurbano Bonaerense. Si bien desde finales del ‘800 hubo una diáspora permanente de gentes de la Mesopotamia Argentina hacia las grandes urbes como Buenos Aires y Rosario, los grandes éxodos del interior hacia estas mega ciudades se produce en los ’40 y ’50 con el auge de la metalúrgica y siderúrgica sumada a la floreciente industria nacional que requería mucha mano de obra. Un par de décadas antes, digamos años ’20 y ’30, también hubo un gran éxodo laboral desde Corrientes fundamentalmente hacia el Chaco y norte de Santa Fe con la explotación forestal y los cultivos de algodón más otras explotaciones agropecuarias que demandaban brazos y espaldas para la labor. Todas estas permanentes oleadas de trabajadores que se diseminaban llevaban consigo un atavismo cultural y musical que progresivamente iba germinando y echando profundas raíces en suelos fértiles para ese mestizaje artístico que nos es una constante a los argentinos como pueblo joven que somos. A partir del ’55 y hasta el ’83, nuestro país sufriría la permanente interrupción de su vida política democrática con tantos golpes de estados que ningún gobierno de jure en ese período llegaría a finalizar su mandato. Casi 3 décadas donde el arte nacional y la cultura popular se vería manejada y vapuleada por intereses creados a favor de una pseudo cultura de la liviandad. Pese a ello, en mitad de los ’60 se produce la gran revolución del folklore, la cual trataría de ser acallada por todos los medios posibles por la dictadura de Onganía-Levingston-Lanusse que sería el prólogo de la feroz casa de brujas de los ’70. El chamamé, que por aquellas épocas contaba ya con otros cultores de renombre como Isaco Abitbol, Maria Elena, Raúl Barboza, Ramona Galarza, Vera – Lucero, Armando Nelli, Damasio Esquivel, los Hnos. Cena, Los Barrios y tantos otros, no lograba definitivamente insertarse y hasta me atrevería a decir que era menoscabado dentro del panorama folklórico nacional pese a que las figuras más taquilleras del momento nunca hicieron tal discriminación. La década del ’70 está signada por la desaparición física de los cuatro más famosos del chamamé: Cocomarola, Montiel, Millán Medina y Tarragó Ros. Lo que de alguna manera deja espacios y orfandades que de alguna manera deberían ser llenadas por algo o por alguien. También en la segunda mitad de esta década se produce un fenómeno de aculturación para el arte nacional que conlleva a una importante diáspora y prohibición de los más exitosos cantores populares como Guaraní, Mercedes Sosa, etc. y el nunca claro accidente de Jorge Cafrune que, si bien es previo al golpe del ’76, tiene el mismo objetivo de silenciamiento forzoso de los años por venir. Por su parte, los ’80 en sus comienzos están signados por la violencia de esa misma dictadura donde pensar era peligroso y decir lo que se pensaba más peligroso aún. Donde el folklore sistemáticamente había sido tratado o como música de negros y borrachos o como bastión del zurdaje y tantos otros adjetivos denigrantes para el pensamiento oficial. En el ’82, junto a la tragedia de Malvinas hay un período de resurgimiento del espíritu nacional que no solo tiene implicancias en la música nativa sino también en el por entonces denominado rock nacional con aquel celebre BAROCK y La Falda Rock; donde entre otros artistas cobra fuerza un muchacho de Cañada Rosquín, Santa Fe, llamado León Gieco. En el ’83 retorna la democracia y con ella la esperanza en la reconstrucción de una cultura nacional y la libertad de expresión. También para estas épocas se produce lo que a mi juicio es el tercer movimiento chamamecero más importante de la historia del género al que llamaré EL CHAMAMEZAZO. LA MÚSICA EN LOS ’80: Sin ánimo de polemizar sobre la calidad musical de lo que masivamente se difundía hacia finales de los ’70 y primeros dos años de los ’80, diré que era funcional al gobierno de turno la música en inglés con un público que en su inmensa mayoría no entendía ni una coma de lo que le estaban diciendo y con canciones en español donde se podía hablar de amor o de trivialidades pero donde estaba implícitamente y explícitamente prohibido hacer cualquier referencia a temas como la identidad y/o cualquier otra cosa que pudiese ser sospechosa de subversión. Por suerte, la gran estrechez mental de quienes prohibían no les permitieron comprender que algunos lúcidos se las ingeniaron para decir a través de metáforas aquello que se censuraba permanentemente. En el ’82, de buenas a primeras, todo lo que tuviera hasta el más mínimo rasgo inglés era mala palabra y de la noche a la mañana había que recuperar la música argentina como una muestra más del patrioterismo que nos inundaba con los discursos de Galtieri ante una desbordante plaza de Mayo. La aventura bélica de Malvinas que no sirvió para recuperar las islas, abrió en cambio la puerta para la recuperación de los espacios de la música en nuestro idioma y esta vez haciendo la vista gorda a las letras que de ser insultantes para la ideología castrense pasaban a ser tolerables en pos de la recuperación del espíritu nacional. Pero nada iba a ser tan fácil ni tan gratuito y tras las últimas balas y el inminente advenimiento de la democracia hubo una apuesta final de esos mismos intereses que gobernaban en el plano comercial para no ceder tanto terreno e inmediatamente se montó una campaña de la cual muchos medios de difusión fueron cómplices para no dejar surgir del todo a ese ser nacional. La permanente subestimación del chamamé como género fue justamente su gran fortaleza en este caso pues, en lugar de darle espacio a los consabidos peligrosos folkloristas de siempre, se le da lugar a este género al cual nunca se preocuparon en escucharlo detenidamente y que para el imaginario colectivo era algo así como música divertida y sin ningún tipo de compromiso. Por suerte, para los “meta pensadores” de los distintos procesos, el chamamé nunca fue un género atendible y como era música de peones, albañiles y mucamas jamás repararon en la profundidad de sus denuncias porque de ser así no se si estaríamos y no me caben dudas que el chamamezazo no habría sido posible. EL CHAMAMEZAZO: El fenómeno que tiene su apogeo en los ’84, ’85 y ’86 comienza como vengo diciendo hacia el ’82 y termina de nacer con el advenimiento de la democracia en el ’83. Por un lado, un joven correntino que estaba en Buenos Aires, hijo del más popular chamamecero de todos los tiempos, que si bien era conocido no se lo tenía demasiado en cuenta en los ’70, y con el cual hasta se generaban confusiones con el nombre por similitud con el de su progenitor. Un avanzado, un fuera de época, un incomprendido al que no pocos veían casi como un snobista. Por otro lado unos jóvenes de Mercedes, Corrientes, cuyo nombre para los que no eran correntinos o familiarizados con el guaraní era difícil de recordar y varias veces apacible de trastocar las sílabas. Con un letrista tremendo, qué digo letrista, poeta magnífico. Con un melodista que te sacudía la cabeza y el alma. Con un fuelle que podía ser Cocomarola y cuando agarraba el acordeón era Montiel, sin perjuicio de que además era por si mismo un gigante. Y con un recitador que te apretaba el corazón con una expresión tan cálida, profunda y llenadora. Y por otro lado un grupo que venía de un ignoto pueblo (bueno, Ciudad de Ceres) al noroeste de Santa Fe, con una modestísima formación sin grandes elocuencias musicales ni poéticas pero que tenía ese gusto a tierra que traspasa la piel y los sentidos y te hace vibrar. Disculpen, olvidé mencionarlos por sus nombres; ellos eran: Antonio Tarragó Ros, Los de Imaguaré y Conjunto Ivotí. Antonio Tarragó Ros: un genio no siempre es reconocido a primera vista y por lo general llega la polémica y la resistencia antes que la comprensión. La historia está minada de estos casos pero sin ir más lejos podemos ver ejemplos en nuestros días y aquí en nuestro país como Piazzolla o Charly García. Aquí donde criticar antes de conocer es un deporte ampliamente practicado y donde creernos dueños absolutos de la verdad sin mediar fundamentos suele ser una norma, aquí le tocó tocar a este fenómeno. Reducirlo a Antonio a un excelente chamamecero es negarle gran parte de su talento ya que trascendió no solo las fronteras físicas y musicales de Corrientes y del chamamé, sino del folklore argentino y aún de la música argentina. Hasta la irrupción de tan magno artista nadie en el chamamé se había atrevido a animarse a tocar con un rockero y menos aún a componer y grabar juntos. Pero Antonio, con esa visión que lo eleva por sobre lo mundano y lo común se junta con otro genio que a su vez se atreve a trasponer las fronteras del rock y sin pruritos crean una de las obras más bellas y profundas del cancionero popular (y lo digo de este modo para evitarme la eterna discusión de si es o no chamamé) llamada Canción para Carito. Y no conforme con eso, al año siguiente graba un schotis dedicado al Pai Julián Zini, también en coautoría con León, a los que le seguirían otros grandes éxitos como Cachito campeón de Corrientes y Camino de tierra y luna. Si bien Canción para Carito es grabada en el ’81 en el disco Tarragoseando, su máxima popularidad se da meses después cuando en el ’82 los medios redescubren a este gigante que ya llevaba una década creando inolvidables éxitos como por ejemplo María Va, grabada en el ’77, Taipero Poriajhú en el ’75 y Evocación de la ternura en el ’73. El día que el chamamé fue a la universidad Inquieto, prolífico, de a ratos hasta controvertido, provocador y transgresor pero con un vuelo y una perspectiva solo reservada a los maestros, Antonio comienza un raid de éxitos que lo colocan en la cúspide del canto nacional y que lo hacen y nos hace trascender como chamameceros. Cúspide que se elevaría aún más cuando aparece Teresa Parodi y crean esas obras colosales que todos conocemos y que sería redundante nombrar. Por aquellos años del comienzo de la democracia me acuerdo que ingresaba a la universidad y grandísima fue mi sorpresa cuando en la peña de bienvenida se cantó María va, Canción para Carito y Pueblero de allá ité. Debo admitir que recién ese día comencé a darme cuenta que algo había cambiado, que algo había sucedido en el chamamé, que sin ningún ánimo de menosprecio y con todo el respeto y cariño que me merece lo que voy a decir: el chamamé había dejado de ser música de menchos y ahora estudiaba en los claustros universitarios. Fue recién entonces cuando entendimos que había llegado un mesias del chamamé que se llama ANTONIO TARRAGÓ ROS. Los de Imaguaré: este grupo mercedeño nace allá por mediados del ’77 pero sería en el ’81 con su consagración en Cosquín que tomarían verdadero estado público nacional y desde allí una magnífica carrera musical que llega hasta nuestros días. Costaba al comienzo retener el nombre para quienes no estaban familiarizados con el guaraní, algunos decían los de iguamaré pero pronto este grupo de altísima calidad poética y musical se ganaría la preferencia no solo de montieleros y cocomaroleros sino de aquellos que recién incursionaban en el chamamé desde una postura un poco más intelectual si se quiere. Imaguaré incursionó en varias temáticas y aunque sin dudas quedaron bellísimas obras románticas, lo social, lo histórico y la permanente búsqueda de la identidad fueron sus banderas más sobresalientes. La dupla compositiva de Julián Zini con Ricardo Tito Gómez fue tan buena que prácticamente todos los temas de ambos que se llevaron a las placas discográficas fueron éxitos inmediatos. Zini con su profunda simpleza literaria y Gómez con esa capacidad melódica incomparable, sumado al consabido virtuosismo interpretativo de Joaquín Sheridan y todos los adjetivos que le caben a Julio Cáceres como decidor, glosista y declamador hicieron un cóctel tan exquisito que cautivó por igual a jóvenes y viejos, conocedores y desconocedores, gentes de los más diversos sectores sociales y entonces si por fin comenzaban a florecer esas semillas que venían germinando larga y demoradamente: LA INSERCIÓN DEFINITIVA Y LA ACEPTACIÓN CON ORGULLO DEL CHAMAMÉ DENTRO DEL FOLKLORE NACIONAL. El día en que el chamamé contó su historia No puede atribuírsele a Imaguaré la creación del chamamé canción porque sin dudas ya existía pero de lo que si estoy seguro es que a partir de Imaguaré ya nunca nada fue igual. Con Niña del Ñangapirí se abrió una nueva etapa y se abrieron puertas y ventanas hacia horizontes de la creación que estaban un tanto vedados y apenas explorados por otros adelantados como Mateo Villalba, Pocho Roch, Cholo Aguirre y Edgar Romero Maciel. Esa fue una de las grandes virtudes de Imaguaré. Pero si algo faltaba para que este grupo se llevara los máximos pendones de gloria fue la aparición de tres trabajos consecutivos que a nivel literario y musical marcan un antes y después en el chamamé: CHAMAMECERO – NUESTRO CANTO - MEMORIAS DE LA SANGRE. Ese día el chamamé contó su historia con todo el orgullo de la identidad bien ganada ya en los entreveros de sables y lanza como en los surcos con su inquebrantable vocación de cultivos, como en su inmensa riqueza poético-musical. Los de Imaguaré, con el rescate de los más grandes poetas litoraleños como Zini, Ruveda, Sosa Cordero, Morales Segovia, nos pusieron al mismo nivel literario del norte con Castilla, Dávalos, Petrocelli o de Cuyo con Tejada Gómez, Palorma y Agüero o Buenos Aires con Discepolo, o Santiago con Dalmiro Coronel Lugones, Rojas y tantos más. Conjunto Ivotí: en el ’82, en Ceres, Santa Fe, puerta a la provincia de Santiago del Estero, nacía un conjunto que como tantos otros de esa región llevaba una raíz tarragocera en las venas y en el estilo. Pero este conjunto a diferencia de los otros aparecía con temas propios y con más brios aún que el estilo de origen. Ivotí no apunta hacia donde se perfilaba la nueva corriente chamamecera signada por Antonio Tarragó Ros y Los de Imaguaré sino que elije el espacio de las jineteadas, las bailantas y los festivales, con melodías y letras simples y con un ritmo contagioso y alegre, tan necesario para un país que intentaba salir del infierno del terror, las garras de la represión, el dolor de una guerra y la tristeza de la derrota. Este grupo fue una inyección de vida para una multitud que necesitaba olvidar sus penas y sacarse la “mufa” con un poco de esparcimiento. Por eso encuentra un terreno tan propicio y por eso consigue un éxito inesperado en tan poco tiempo. Puede que para muchos que solo analizan la capacidad musical de un solista o grupo, Ivotí, resulte un tema menor, pero no así para quienes saben leer los contextos y las circunstancia ni tampoco para un pueblo que compró cientos de miles de discos y se identificó con ese estilo que jamás tuvo el espíritu de los anteriores sino que apostó de lleno a la diversión que a mi entender también necesaria en nuestras vidas. El día en que el chamamé volvió al campo No se si el chamamé nació en el campo pero de lo que si estoy seguro es que nunca encontró un ambiente más apto y ameno que el medio rural. Me atrevo a decir que junto a la milonga surera o de las pampas es el género que más identifica al hombre campesino y he aquí el otro gran secreto del éxito de Ivotí en este medio donde ya de por si el chamamé es dueño y señor. En general, ese canto surero y más precisamente el relato por milonga suele contar y cantar a los elementos del hombre como su caballo, su apero, sus costumbres. Observen que Ivotí sintetiza estas dos vertientes musicales que tanto confluyen en la provincia de Santa Fe, norte de Buenos Aires y en buena parte de la pampa húmeda como así también en el sureste de Santiago del Estero, noroeste de Córdoba, etc. y es allí donde prolifera la propuesta de estos santafesinos y justamente por esa misma influencia del canto surero y por esa misma razón encuentra tanto eco luego en el sur de nuestro país, en provincias donde el chamamé había andado pero donde no se había afincado. Antes de continuar es referencia obligatoria establecer que quien pone la simiente chamamecera en los campos de la pampa húmeda es Tarragó Ros en su inmensa mayoría y también Millán Medina en buena parte. Pero si en pueblos y ciudades Tarragó fue el rey, en los campos fue un dios. Ivotí en su gran mayoría habló del campo y de un campo y un paisaje que no era precisamente el mesopotámico sino el de la pampa húmeda y del monte santiagueño. Tal vez por este lado se explique dos cosas: el porqué luego aparecerían tantos conjuntos con ese estilo en el sureste santiagueño, oeste santafesino y aún en el sur y el porqué nunca fue muy bien visto que digamos en Corrientes. El fuerte de Ivotí fue la pampa húmeda, donde aún los pueblos son una extensión del campo y quien más quién menos tiene una vivencias campesinas, sumado esto a corrientes inmigratorias donde los genes vivaces de la tarantela y la estridencia del paso doble están muy marcados en sus habitantes mixturándose con el alma criolla de los versos gauchescos. CONSIDERACIONES: El chamamezazo fue el fenómeno mediante el cual se jerarquizó y se expandió el chamamé en los ’80, implicando también la aceptación definitiva del género como una parte vital del folklore. Es cierto y justo reconocer que el Litoral venía ganando espacio con Los Hermanos Cuesta y la chamarrita y que por ejemplo Puente Pexoa, con aquella recordada versión de Los Trovadores había hecho furor; inclusive Horacio Guaraní con Pescador del Paraná, Jorge Cafrune con El último Sapucai, o María Elena, o las ya varias versiones de Merceditas o por qué no Montiel con La Vestido Celeste y Coco con Km. 11 y si queremos remontarnos más atrás aún con Antonio Tormo y la exitosísima versión de El Rancho ‘e la Cambicha. Pero es también justo decir que con Antonio, Imaguaré e Ivotí se logra que ya no podamos contar (enumerar) los temas y se abran las puertas para otros innumerables grupos y solistas excelentes al punto que no se si haya hoy otro género que cuente con tantos cultores como el chamamé. Tan potente fue este movimiento que abrió también las puertas más allá de la Patria Grande y derrumbó fronteras alcanzando no solo a los países limítrofes y Estados Unidos sino también Europa. Mas eso es tema que dejaremos para analizar tal vez en otro momento. Cerca de 5.000.000 millones de discos y cassetts de chamamé se vendieron en esa década pese a las dificultades económicas que se hacían sentir. Todas las discográficas importantes del país tenían entre 3 y 5 artistas del género. Este gran impacto se prolongó por más de una década, dejando un legado que con lógicos altibajos sigue influenciando el presente del género, generando una perspectiva histórica de cara al futuro más que interesante y digna de seguir analizando y recordando. Gustavo Machado

jueves, 1 de abril de 2010

Proyecto Santa Fe Nativa 2010

Santa Fe Nativa

Revista de difusión folklórica, literaria e histórica de la provincia de Santa Fe



La provincia de Santa Fe presenta características propias marcadas por la idiosincrasia de su conformación étnica. La escasa representación del elemento nativo y el aluvión inmigratorio han constituido una población ecléctica con perfiles particulares según la zona donde se asienta cada uno de estos grupos humanos.



¿Qué hace que un grupo se constituya en región?



Para Raúl Cortázar “la naturaleza circundante, con la que el grupo humano vive en íntimo contacto, forma con éste y su cultura tradicionalizada un complejo en el que la influencia geográfica tiene papel decisivo”. La ubicación geográfica, entonces, condiciona manifestaciones típicas como la vivienda, la indumentaria, la alimentación, los transportes, las actividades laborales, las técnicas agropecuarias y hasta las artesanías. Los habitantes de cada región conservan tradicional y anónimamente un legado de cultura (espiritual o material) por lo cual poseen conciencia de su individualidad.



Santa Fe contiene en su dilatada superficie grupos que no son específicamente autóctonos o nativos, como los inmigrantes que constituyeron colonias rurales y los habitantes de las grandes urbes cosmopolitas. Cada uno de los diferentes grupos poblacionales fue y sigue siendo retratado en productos culturales (cuentos, poesías, canciones, películas) a partir de los cuales se pueden establecer cuatro grandes regiones histórico-culturales: Pampa gringa; Pampa criolla; Litoral y Núcleos urbanos.



Pampa gringa: Abarca desde el río Salado hacia el sur, donde a fines del siglo pasado, las corrientes inmigratorias provenientes de Italia, Suiza y Alemania, principalmente, se instalaron en pequeñas parcelas y comenzaron a trabajar con ahínco y sacrificio.



Estos grupos humanos se caracterizan por su afán de lucro y progreso, gran voluntad puesta al servicios de sus propósitos, individualismo sin excluir el espíritu de colaboración y solidaridad con su comunidad y, si bien tienen arraigadas las tradiciones de sus pueblos de origen, provienen de sectores humildes. La mayoría de ellos se dedican a las tareas agrícolas y aparecen en la literatura unidos a su núcleo familiar por el trabajo y el cariño. Inmigrantes que José Pedroni definió como “gringos invasores” que vivieron una epopeya de pobreza y humildad, de valor y de tesón rural, una “invasión” cuya única arma fue el arado, que combatió al indio del malón, pero cuya misión fue de paz y de trabajo.



Pampa criolla: Abarca desde el río Salado hacia el norte, hasta perderse en los montes chaqueños. Comprende grandes zonas de montes, vegetación arbórea y pastos naturales. De allí la explotación de la madera y el desarrollo de la ganadería extensiva. Esta región agreste en su mayor parte, condiciona un individuo aislado, hosco, ensimismado en sus pensamientos y la contemplación del medio circundante.



El criollo tiene una escala de valores en la que el honor, el coraje, el pudor de los sentimientos, la hombría y el machismo juegan un papel preponderante. No puede pensar en el futuro lejano porque las estrecheces económicas hacen que deba pensar constantemente en el pan cotidiano para él y los suyos. La permanente búsqueda de trabajo lo lleva a una vida nómada y desarraigada cargada de añoranzas. Vidas que muchas veces terminan en Rosario o Buenos Aires. “En este afán de civilizar, de europeizar estas nuevas comarcas, se destruyó también ese espíritu de aventuras y de dominio que empujó (a Santa Fe) hacia todos los confines. Por eso es de lamentar que no se hubiese tenido ese sentido de previsión necesaria para impedir que lo autóctono desapareciera”, supo expresar Gudiño Kramer.



Litoral: El habitante de la isla y de la costa es el mismo criollo de la zona rural, pero el río es el elemento rector de su vida, porque a veces es un remanso, una fuente de trabajo y de ensoñación, pero de pronto se puede trasformar en un elemento hostil que no respeta su hacienda, su casa, su familia, ni su propia vida.



En “El rigor de las islas” Diego Oxley hace mirar uno de sus personajes, Jesús Altamirano, hacia el río “Está frente al río macho, frente a su destino incierto. Está soportando el rigor de las islas en toda la magnitud de su dureza implacable e inconmovible”.



Núcleos urbanos: Los grandes centros urbanos de la provincia se forman en torno a las áreas industriales. En ellos el hombre vive agobiado por la permanente tensión entre el desempeño de su trabajo, el medio de transporte que debe emplear para moverse cotidianamente, el tiempo que generalmente es perentorio, los plazos que las múltiples actividades subsidiarias le exigen, y la forma en que debe socorrer sus necesidades y las de su familia dentro de este comprometido mundo cosmopolita.



En los productos culturales, la ciudad es retratada de manera realista demostrando la indiferencia, el desgaste, el pesimismo y las distintas actitudes que adopta el individuo como mecanismo de defensa; y también desde el humor, “dolor que ríe”, según la definición inglesa retomada por Edgardo Pesante.





Una sola provincia



Las regiones y su idiosincrasia son construcciones humanas que se constituyeron a través del tiempo. Cada una de ellas es una pequeña pieza de múltiples aristas que juntas forman el rompecabezas de una sola provincia: Santa Fe.



Santa Fe Nativa recorre la toda la geografía santafesina, escucha sus ritmos, canta sus canciones, baila sus danzas y cuenta sus historias. En su espacio conviven los autores reconocidos y otros que sin serlo capturaron la esencia del lugar. Poetas, músicos, escritores y vecinos amantes de este suelo.



En el primer año, la revista rescató autores como Julio Migno y José Pedroni, cuyos versos se cristalizan en canciones que en la voz de Orlando Veracruz salen a navegar por un Paraná lleno de voces de viejos canoeros mocovíes que siguen hablando en las páginas de Alcides Greca. Junto a ellos, Patricia Severín, Gudiño Kramer y Samuel Cernadas le dieron vida a los sufrimientos de hacheros e isleños que componen las temáticas de cientos de chamamés. Recorrimos nuestra provincia llegando a lugares recónditos en busca de cantores populares que son parte del patrimonio folklórico de Santa Fe. Realizamos reportajes a artistas consagrados como Orlando Vera Cruz, Coco Díaz o Enrique LLopis entre tantos otros. Además, estuvimos en festivales y espectáculos que reavivan año tras año la braza santafesina y llevan ese calor a provincias vecinas, como la presentación de artistas santafesinos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.





Santa Fe Nativa 2.010




En 2.010 Santa Fe Nativa seguirá abordando los ejes del proyecto originario centrados en las expresiones artísticas y culturales de carácter folklórico en pos del rescate de la música popular santafesina. Consecuentemente, profundizaremos el rescate de la literatura provincial ampliando la sección dedicada a la temática de recopilación y rescate cultural. -ver www.santafenativa.com.ar sección literatura-.

La nueva edición trabajará, también, en los diferentes circuitos turísticos como la costa; los pueblos forestales; los pueblos gringos; las huellas coloniales y las grandes ciudades a través de la pintura y la fotografía.

Desde una perspectiva histórica, narraciones y relatos desandarán el proceso de construcción de la identidad provincial recorriendo las regiones histórico-culturales para rescatar las voces de quienes con su trabajo aportaron a la consolidación económica-cultural de cada región. Trabajadores que proyectaron su pueblo al mundo a partir de sus aportes como por ejemplo los Colussi-Vénica y su VIGIA en el norte o Vassalli y sus cosechadoras en el sur, porque un trozo de tierra solo no dice nada, es el pasado el que le da vida.


www.santafenativa.com -en construccion-
www.santafenativa.ning.com -comunidad-
blogs santa fe nativa

Aniversario Santa Fe Nativa

Aniversario Santa Fe Nativa

UN AÑO DESPUES | Después de un año de abocarnos a una búsqueda de la identidad santafesina desde distintos lenguajes artísticos teniendo como eje nuestra música popular, nos encontramos el 20 de Octubre en la Casa de Santa Fe, con objeto de festejar el cumpleaños de nuestra revista digital, esto no hubiese sido posible sin la colaboración de nuestro amigo Cesar Casco presidente de Santafesinos por el Mundo quien colaboro con la organización de los festejos. También debemos un profundo agradecimiento a la Dra. María Elena Barbagelata delegada del gobierno provincial en Buenos Aires quien nos abrió las puertas de la Casa de Santa Fe para que todo esto fuera posible.

Desde un primer momento cuando nos planteamos lo objetivos de nuestro proyecto nos preguntamos si era pertinente y viable nuestra búsqueda en torno a la idea de una identidad santafesina, sabíamos que sostener la posibilidad de una respuesta favorable era lo que hacia pertinente y viable nuestro proyecto, sin embargo nuestra tarea no parecía ser sencilla, por un lado la difusión de nuestras expresiones artísticas se diluían en propuestas periodísticas que subsumían a nuestros músicos en identidades de otras provincia. Por otra parte los proyectos en torno a la identidad santafesina en la música son relativamente recientes y comienzan a manifestarse en su plenitud a comienzo de la década del 80 con el retorno a la democracia.



“tengo el agrado de dirigirme a ustedes a fin de adherir al acto por la celebración del 1º aniversario de vuestra revista digital, valorando la labor que mes a mes realizan para la difusión de las diversas expresiones artísticas que representan nuestro acervo cultural.
Deseándoles el mayor de los éxitos en la continuidad de esta tarea los saludo muy atentamente”


Dr. Hermes Binner
Gobernador de La Provincia de Santa Fe




Sin embargo, hay cambios que se dieron en el tiempo que no por se paulatinos carecen de profundidad. Ya empiezan a manifestar tiempos nuevos en la forma de difundir y entender el canto popular santafesino. Acaso la jornada del 13 de octubre vivida en la Casa de Santa Fe donde se hizo una conferencia de prensa en torno a los festejos de los 40 años de Argentinísima con motivo de presentar la delegación santafesina que hizo su participación estelar de dichos festejos el 22 de octubre en el Teatro Broadway de Buenos Aires, sea un exponente de los nuevos tiempos para nuestra música popular santafesina. En dicho evento pudimos observar una delegación conformada por Soledad Pastorutti, Orlando Vera Cruz, Miguel Ángel Morelli y Julian Ratti dichos interpretes son reflejos de los múltiples matices que tiene nuestra provincia a la hora de pensar su identidad. Seguramente en otros tiempos no se hubiese pensado una delegación santafesina, sino mas bien en músicos santafesinos invitados por delegaciones de otras provincias, pero acaso el cambio significativo lo dio la presencia Hermes Binner y la Ministra de Innovación y Cultura Ángeles González no solo estuvieron presentes, sino que también expusieron definiciones en torno a políticas culturales destinadas a cuidar y promover la identidad santafesina en el canto popular. De estas definiciones devienen acciones concreta por parte de gobierno provincial, pues en el próximo festival de Cosquin se realizara la puesta en escena de la obra de Orlando Vera Cruz “Crónicas Cantadas a Estanislao”, que tiene una duración de 25 minutos aproximados, y se conformada de 7 de los 14 que hacen a la totalidad de la obra. Para poder llevar adelante este proyecto participaran más de 30 músicos en escena bajo la dirección de Juan Rodríguez.



Maria Barbagelata

Javier Gaston Gomez Maidana


Hernan Agustini

Gustavo Machado


Cesar casco


En este proceso se enmarca nuestra revista digital www.santafenativa.com.ar , situada en el plano de la difusión y la investigación folclórica mostrando una provincia que expresa una diversidad cultural manifiesta en ritmos múltiples que nuestros distintos autores e interpretes se apropiaron oponiéndole colores, costumbres, historias y paisajes que le son propios.

Así llegamos a nuestro primer año, con una identidad santafesina en la música que esta mostrando sus primeras flores, festejando en la Casa De Santa Fe en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el cumpleaños de un medio de difusión que pretende apuntalar esa identidad intima que expresa una Santa Fe profunda en busca de su sentido. Logrando el reconocimiento del gobernador y su delegada en Bs As, acompañado de colegas y músicos así como organizaciones culturales que consideran necesaria la continuidad de nuestro trabajo, que muchas veces requiere un esfuerzo sobre humano, que muchas veces es incomprendido, que muchas veces se desarrolla en soledad, pero que se sostiene por la clara convicción de su necesidad.


Dejamos a consideración de ustedes la estructura del acto en audios, además profundo agradecimiento a las 74 personas presentes, al gobierno de la Provincia y a las asociaciones culturales que adhirieron o estuvieron presentes en el acto de cumpleaños. De esta manera saludamos y agradecemos:

Al Gobernador de la Pcia Hermes Binner.
A la Delegada de la Pcia. En Buenos Aires: María Elena Barbagelata.
A Cesar Casco Presidente de Santafesinos Por el Mundo una organización civil, social y cultural y el Centro de Residentes Santafesinos en capital y gran Buenos Aires.
Al Delegado Cultural de la Pcia de Corrientes Milciades Aguilar.
A la Asociación de Residentes Litoraleños los “Cunumi Guazú”
A la Asociación de Residentes Latinoamericano en Buenos Aires.
Al equipo del Programa Provincia – en especial a Julio Monzón- que se emite por Televiso por cable desde San Justo para el norte de Santa Fe.
A Jaime Montiel del Departamento de Cultural del Club Boca Juniors de la Sub Comisión dedicada al tango.
A la Asociación de Mutual de Arte Argentino de Artistas de Variedades.
A Miguel Ángel Barros escritor y Periodista.
A Irene Gatica ex Funcionaria del Gobierno Nacional.
Al Programa “Sentir de Mi Tierra” de la Ciudad de Cañuelas.
Al Blog Tarragoseando que dirige Nuestro Amigo Gonzalo Cullen.
Al blog Bravura de Gauchos del Amigo Lito Soto
Al Programa Radial “Cuando Cae La Tarde En El Litoral” de la Ciudad de Lanús que se emite por AM 860 Radio Digital
Al Programa Radial Recordando a General Piñedo que se emite por Radio Folclorismo.
Al Programa Radial Volviendo a Curuzu que conduce José Armando Bark.
A la empresa el Pulqui Srl
Al Señor Miguel Ángel Ponte.

Por otra parte saludamos también a los músicos que adhirieron a nuestro evento y/o estuvieron presentes:
Al señor Coco Díaz
Al señor Damián Ibáñez
Al señor Héctor Escobar
Al señor Orlando Vera Cruz
Al señor Juan Chazarretta
Al señor Tito Gómez
Al señor Blas Martínez Riera de “Blas Martínez Riera Grupo”
Al señor Pancho Escalda

Por ultimo les dejamos un profundo agradecimiento a todos los que colaboraron con nuestra Revista Digital a través de notas como es el caso de India Ortiz, Fátima Oliva, Edgar Corral y tantos otros, así como a la empresa el Pulqui SRL y al señor Miguel Ángel Ponte que se dispone a realizar la Octava Edición del Festival en los Potros que se realiza en Margarita al norte de Santa FE y eligió nuestra revista digital para auspiciar tan importante evento.
Equipo Santa Fe Nativa.

Tilo Trevisan

Tilo Trevisan


El norte santafesino es chamamecero, aunque es necesario reconocer que esta afirmación esconde de tras de si una homogenización que una mirada detenida y atenta nos debela como falsa. La región este, lindante con Santiago del Estero que abarca Ceres, Tostado y San Cristóbal llegando hasta el centro cruzada por una franja que la ruta nacional 11 que une pueblos y ciudades como Calchaquí, Margarita y Vera al igual que la Cuña Boscosa predomina el chamamé maceta o estilo tarragocero basado en el ritmo. En cambio si nos acercamos hacia la costa del Paraná buscando la Cuidad de Reconquista el chamamé se vuelve mas cadencioso hasta asimilarse al estilo de Isaco o Transito pero siempre guardando para si una identidad propia que se expresa como en músicos como Avelino Flores o Tilo Trevisan.
El día martes 27 de octubre fui hasta el Puente De La Noria, zona donde reside Tilo Trevisan. Llego de improviso, me recibe con ropa de trabajo, pues estaba haciendo acondicionamientos La Calandria –su bailanta chamamecera-: “justo te estaba por decir que me visites el sábado”. Yo solo atino a responderle con una sonrisa, estoy orgulloso de estar en frente de uno de los patriarcas del chamamé e íntimamente no me intereso ser inoportuno solo por el gusto de conocerlo. Nos presentamos intercambiamos palabra hablamos de su niñez rural y humilde de una familia agrícola de la colonia reconquístense y como esa niñez siempre estuvo atravesada por la música del litoral y el chamamé. También hablamos del acordeón de cartón que su hermana Irma le confeccionaba para jugar a ser músico primer antecente de un futuro promisoria, hablamos de su primer pequeña acordeón dos hileras que lo inicio en el camino del chamamé, de su encuentro con el bandoneón al cual le dedico todo una vida de estudio: Cuando le pregunta si alguna vez se tentó en tocar el acordeón sin dudarlo me responde: “ no nunca me gusto distraerme con el acordeón, mas bien me dedique a profundizar el estudio del bandoneón, siento que lo que puedo hacer en una acordeón también lo puedo hacer en el bandoneón”.
Me asombra la nitidez de sus recuerdos que remontan a esos primeros bailes regionales que fueron testigo de sus primeros pasos como músico. Para Tilo esa experiencia en sus primeros años dedicados a la música son también grato recuerdo que se expresan en obras musicales que la referencian esa etapa de su vida. Así nació el chamamé “Puerto Reconquista” o “campo el overo” a un camino que lleva a Nicanor Molina que en determinado momento su geografía muestra un gran bañado donde los peones de campos recuerdan las andanzas de un toro overo que le dio nombre al lugar o el chamamé “Viejo Paraje” tema que evoca imágenes de su niñez en Colonia Reconquista.
La charla me remonta a lugares comunes, a nombres comunes que referencian noches chamameceras y bohemias que pase en tiempos de estudiante en pagos de Reconquista. Pues justamente Tilo Trevisan nace en Colonia Reconquista - donde el chamamé se caracteriza por su cadencia- un 17 de mayo de 1945. De familia de músicos, sobre todo por parte de su madre, con apenas siete años late sobre sus manos un acordeón verdulera, a los doce años comienza sus estudios sistemáticos de bandoneón que define su identidad como músico y que lo inscriben en una tradición que desde niño lo marco como músico vinculadas a Transito Cocomarola y sobre todo a Isaco Abitbol que para don Tilo es un referente ineludible.
Cuando tenia 20 años el servicio militar lo aleja de su Reconquista natal y lo lleva a la Ciudad de Monte Caseros en Corrientes, sus obligaciones militares no le impidieron dedicarse a la música sino mas bien la complementaron, pues formo un trió chamamecero y fue parte de la orquesta de Monte Caseros logrando que el ejercito le ceda cinco días de licencia para presentarse en el Festival de Santa Tome. Poco después de lograr la baja del ejercito y volver a Reconquista por intermedio de Cacho Almirón conoce a Roberto Galarza -que en ese entonces estaba de gira por la zona- quien lo lleva como músico de su conjunto, a partir de ahí se dedica a ser músico profesional por cuatro o cinco años hasta que conoce a su actual mujer y se casa “entonces me tuve que dedicar a laburar –nos dice con una sonrisa-”. Cuando le pregunto por los motivos que llevaron a abandonar la dedicación exclusiva a la música el en forma tranquila y firme me explica “el músico siempre fue muy mal pago, es muy raro encontrar un músico que haya hecho plata con la música, son excepciones, yo no quería vivir así, yo quería en mi vejez estar bien”. Sus trabajos y dedicaciones fueron múltiples, trabajo en el puerto realizando mantenimiento a las tuberías de los barcos, también realizo mantenimiento en fábricas o mantenimientos en sistemas de calefacción… a pesar de esto la música siempre estuvo, y mientras se dedicaba a sus múltiples oficios, integro la orquesta de Armando Nelly, también fue parte del conjunto de Abelardo Dimotta, integro Cruz de Papel, grabo con los hermanos Sena, también con el Dúo Úbeda Chávez y con su grupo utilizando el nombre Tilo Trevisan acompañado por diversos dúos tiene 12 placas discográficas llegando a casi un total de 30 trabajos que cuenta con su participación.
Su ultimo trabajo discográfico se tituló “Reflexiones” grabado con el dúo Quintana Méreles, el titulo rebela una necesidad ante lo que el considera un genero musical en una situación critica como lo es en estos tiempos el chamamé, es un pedido a las generaciones presentes y futuras de músicos en defender una línea tradicional del chamamé que tiene como eje estilos autorales e interpretativos en Isaco Abitbol y Mario del Transito Cocomarola. Cuando le pregunte: ¿el chamamé tiene futuro? Duda en responder… y luego de pensar un instante reconoce que a pesar de esta situación critica y esa necesidad de reflexión existen buenos músicos que el considera necesario tener en cuenta, nombra a el grupo Mburucuya, los Blasitos, Rudi y Nini Flores entre otros músicos que alimentan sus anhelos y esperanzas de futuro para concluir que “el chamamé elaborado va a perdurar en el tiempo”
Sus reflexiones como interlocutor me mostraron coincidencias, discusión y diferencias en un intercambio de ideas rico y ameno –con uno de los últimos patriarcas que el chamame tiene-, esta charla a su vez derivaro en puntos de vistas y reflexiones nuevas, pero acaso lo mas valioso de la charla es haber conocido a un Tilo Trevisan reflexivo y profundo, pues además de ser un músico virtuoso y creativo es también un hombre preocupado por el cuidado de nuestra música a la que le dedico parte de su vida cultivándola con profundo afecto y dedicación.

Javier Gastón Gómez Maidana

German Lopez


GERMÁN LÓPEZ
chamameceando en el sur

Vino de allá, casi del monte, a habitar uno de los paisajes más lindos de la Argentina... Y a difundir el chamamé por esos pagos donde la flor del amancay pone su amarillo y el Nahuel Huapi un celeste para formar imaginariamente la bandera de la Patria.
Pronto a editar su primer CD nos cuenta de sus comienzos, su presente y algunas reflexiones.

Nombre y apellido: Germán López
Fecha y lugar de nacimiento: 12-6-71 - Colonia La Camila, Sta. Fe
Lugar de residencia: San Carlos de Bariloche
Actividad: Músico, acordeonista

S.F.N.: ¿A qué edad y cómo empezaste con la música?
G.L.: desde muy chico me gusto el chamamé... Pero empecé a tocar a los 11 años mas o menos porque no tenia acordeón y cuando tenia oportunidad de tocar el acordeón de un tío a escondidas porque tenia vergüenza aprovechaba... Y empecé porque era muy fuerte la única música que me gustaba que era y es el chamamé.

S.F.N.: ¿Cómo se te dio por el chamamé?
G.L.: porque mi familia, (abuelo) y mas precisamente mis tíos tocaban chamamé. Uno de 3 hermanos de mi mamá (Rubén López) tocaba acordeón a piano y guitarra, otro tocaba bandoneón y guitarra (Demetrio López) y el otro toca guitarra (Oscar López)... yo me crié al lado de ellos e incorporé muy dentro mío el chamamé hasta el día de hoy.

S.F.N.: ¿Qué significa el chamamé para vos?
G.L.: el chamamé es parte de mi vida y puedo expresarme a través del chamamé... Con el chamamé puedo decir muchas cosas… Alegres y tristes… Además de alegrar a la gente.

S.F.N.: Contanos brevemente tu carrera artística
G.L.: a los 18 años armamos mi conjunto en mi pueblo (La Criolla) tocando acordeón tres hileras, con dos guitarreros (Carlos Arredondo-Cesar miranda).
Al año me fui a la ciudad de Esperanza donde integré el Conjunto Itatí por seis años, con el cual recorrimos muchísimos escenarios del país... Puedo nombrar algunos como Diamante (E. Ríos) San Justo (Sta. Fe)... Festival del Mármol Onix (San Luis), Festival Nacional del Gaucho (Río Cuarto – Cba.), Fiesta del Hombre de Campo (Rancul), programa El Gran Debut - Canal 7 ATC, Programa Explosión Tropical -canal 3- Rosario, Festival de los Reyes Magos (Paraná - E. Ríos) y muchísimos mas… Y estando en Bariloche en algunos como la Fiesta Nacional de la Nieve, en la Fiesta Nacional del Tren a Vapor (El Maitén), en la Fiesta Nacional de la Fruta Fina (El Hoyo), Fiesta Provincial del Calafate (Tecka - Chubut)... Entre otros.

S.F.N.: ¿Quienes crees que te marcaron un rumbo musical?
G.L.: mis tíos por ser músicos aunque sea de oído. Creo que fueron ellos.

S.F.N.: ¿Como ves al chamamé hoy y que crees que le falta?
G.L.: lo veo en decadencia, con sus transformaciones creo que vamos quedando menos, en la parte del sur me parece que se nota más y creo que le falta mas difusión o al menos los dueños de las radios tendrían que darle más espacio, una onda como jugárselas más por la música del litoral.

S.F.N.: ¿Qué proyectos cercanos tenés?
G.L.: poder seguir con el chamamé y grabar un c.d. para llegar a la gente chamamecera con temas nuevos, esperando que les guste.

S.F.N.: ¿Tus ídolos?
G.L.: Andrés cañete - Juan Chazarretta - Raúl Barboza.

S.F.N.: ¿Qué te gusta y que no te gusta de la vida como artista?
G.L.: Me gusta ver que la gente disfrute de mi música, me gusta cuando no me faltan actuaciones, conocer lugares y gente, y no me gusta todo lo contrario.

S.F.N.: Una anécdota o recuerdo que nos quieras contar
G.L.: Tendría muchas pero la primera como chamamecero fue cuando tenía 18 años que formamos mi primer conjunto en La Criolla… Nos hablaron para tocar en una jineteada en el mismo pueblo dos meses y medio antes… Ensayamos los dos meses y medios porque era principalmente mi debut y yo me venía del campo a ensayar… Cuando llegó el día de la jineteada (sábado) el cuál era a la noche, a las 18hs del día sábado de mi gran debut, se largó una tormenta impresionante que no paró hasta el otro día… Bueno eso no me olvido nunca.

S.F.N.: Gracias por tu tiempo y tu música.
G.L.: a ustedes, éxitos.

Gustavo Machado

El Chango Funes

El Chango Funes nació en la provincia de Catamarca en la ciudad de San Fernando del Valle pero su corazón grandote es santafesino. Desde muy pequeño padeció la quemadura de su mano izquierda y por razones familiares vivió en distintas provincias hasta recalar en última instancia a nuestros pagos santafesinos. Vivió en Capital Federal, Río Negro, la Pampa y cuando el padre se separa de su mama vive mucho tiempo en la provincia de Córdoba. Es allí donde a sus dieciocho años comienza sus estudios universitarios y recorre las peñas, ve tocar al zurdo Pajarito González y se dispone a aprender música y ejecutar guitarra. Víctor Pintos lo toma como alumno y le enseña a tocar la guitarra teniendo en cuenta su condición de ejecutante con mano izquierda. A pesar de las limitaciones que implico la quemadura en la mano que lo acompaña desde su niñez aprende y procura transformarse en folclorista, al respecto nos cuenta que “las discapacidades están en el cerebro, hay que sacárselas cuando uno pone empeño para lograr algo no hay frontera que se lo pueda impedir”.
Razones económicas, laborales y familiares lo obligan a abandonar sus estudios en Derecho y llega a la provincia de Santa Fe haya por 1983, un año mas tarde comienza a presentarse en distintas radios como humorista que hacia énfasis en cuentos y narraciones. Pero cuando podía tomaba su guitarra y cantaba alguna zamba o chacarera para amenizar su nuevo rol artístico. Sin embargo si bien con el humor le iba muy bien, soñaba con ser folclorista, desde pequeño había tenido presente en su vida la música del Chango Nieto, Hernán Figueroa Reyes y Alfredo Abalos.
Al poco tiempo debuta en el Festival Del Pescador en los pagos de Sauce Viejo -1985- como cuentista y cantando algunas canciones humorísticas; hasta que en 1988 aparece ya como cantante de folclore tradicional. Sueña con ser solista de folclore. Su carrera continua hasta 1994 donde el difícil transe de su divorcio lo aleja de los escenarios hasta su retorno en el 2005. Lo acompañan en la actualidad los“amigos”, como a el le gusta llamar al percusionista Ricardo Barrera, Juan José Izzo en primera guitarra y se alternan Javier Coya Peralta y Nacho Peñalba en violín. Su repertorio es variado y abarca desde chamame hasta zambas.
Dentro de lo que es su arduo trabajo se destacan su participación como integrante estable de la Secretaria de Cultura de la Nación y su trabajo discográfico la “Raíz que Despierta” lo trasformo en un representante artístico del Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe, así como de la municipalidad de la ciudad homónima.
“Raíz que Despierta” es una obra compuesta de doce temas propios en donde se presenta una diversidad de ritmos, chamame, candombe, milongas, zambas, gatos, escondidos y chacareras. Esta pensado como material didáctico en la escuela y fue reconocido su interés por El Honorable Consejo Deliberante de la Ciudad de Santa Fe y la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia y recomendad como material didáctico por el Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe.
Para el Chango Funes, “Raíz que Despierta” es una herramienta que el construyó para los docentes con el objetivo de “que los niños empiecen a gustar de ritmos folclóricos, que comiencen a amar sus próceres provinciales, hacerle revivir nuestros ancestros musicales y pasar la posta a una nueva generación”.
Consiente de el rol de un cantante popular, el Chango Funes es una persona preocupada por la difusión de su trabajo, es un explorador de los distintos matices del folclore. Una empresa que lo tiene preocupado es la construcción de un nuevo material discográfico al cual el quiere darle un carácter federal en donde el como santafesino cante al país. Recorrió escenarios importantes de la provincia y también muchos fuera de ella y por sobre todas las cosas es un hombre que conoce y pretende dar un matiz social a su trabajo partiendo de una premisa clara que el patrimonio cultural de la música popular no le pertenece al autor, sino que se va mantener latente en el corazón de un pueblo que las hace suya.

Gómez Maidana Javier Gastón

Maria Cristina Alarcón:
Acaso para un chamamecero no exista un punto más alto de felicidad que el hecho de escuchar una dulce voz de mujer y la cadencia de un acordeón como contrapunto de su voz y un tenue rasguear de guitarra chamamecera, acaso el sinónimo de paraíso no presente un correlato más ilustrativo para quienes amamos nuestra música del litoral. En este sentido si tenemos que hablar de voces femeninas en el chamame tenemos que hablar de Maria Cristina Alarcón, quien es una de las jóvenes propuestas musicales de nuestra querida música del litoral. Nació en Corrientes capital, es decir el corazón de la provincia que dio origen al chamame impronta que marca su forma de entender y sentir el folclore. Pero no solo es correntina por nacimientos y por poseer un alma chamamecera, sino también por gustos e influencias musicales, entre los cuales destaca tomando sus propias palabras: “Rodolfo Regunaga, o como escribe Guillermo de Pomper, la afinación de Leo Zarur, la correcta interpretación de Ramona Galarza, la dulzura y la inconfundible voz de Maria Helena y ese vibrado natural que jama se repitió, también me gusta Úbeda Chávez”.

Su gusto por cantar comenzó de niña, tenia nueve años cuando aprendió a tocar la guitarra y su papa grababa temas en la radio que ella se preocupaba por interpretar. Cuando tenia diez años se subió por primera vez a un escenario y no fueron los nervios los que la invadieron, tampoco el miedo sino mas bien una comunión profunda con el publico, sentía (y todavía tiene la sensación) que es feliz cantando, se siente cómoda y cada vez que va a cantar dice para sus adentro “esto es para mi, pues soy feliz cantando, me olvido de todo y solo escucho la música”.
Cuando tenía doce años empieza a concursar, lo que le permite conocer lugares, escenarios y artistas de folclore. Rápidamente logra el reconocimiento del jurado de distintos concursos y el de varios artistas de nuestro chamame como Leo Zarur con el que grabo un demo, o el propio Mario Bofil al cual Cristina acompaño en varias actuaciones del cual recuerda todavía sus palabras y sus consejos “él me decía busca tu estilo, no solamente tenes que cantar, también tenes que aprender a interpretar”; y cuando tenia apenas veinte años se sube al escenario del gran festival del chamame en Corrientes. Poco después las obligaciones laborales y hogareñas hicieron que se mantenga lejos de los escenarios por más de diez años para volver con renovadas energías en estos últimos tiempos.
Si bien su retorno al chamame y al canto le mostraron un escenario musical completamente distinto al que había vivido en sus comienzos, de esta manera ella valora aspectos positivos y negativos de su nueva etapa, pues “es mas difícil llegar a los grandes festivales hoy por hoy, pero lo bueno es que hay mas chicos jóvenes que escuchan folclore y en Corrientes todos los días hay una peña y antes no era así”. Cuenta con un repertorio amplio y diverso en el cual no solamente se escucha chamame tradicional, sino también polcas, litoraleñas y valseados. Estuvo hace muy poquito en la gran fiesta del Chamame en Federal Entre Ríos y sintió el calido aplauso del publico como un hecho que la lleno de profunda felicidad. Tiene recuerdos muy lindos de nuestro querido Villa Ocampo, tierra chamameceras y legendaria si las hay, en la cual actuó en dos oportunidades y fue bien recibida a tal punto que tienen muchas ganas de volver a actuar en nuestra querida provincia santafesina. En agradecimiento a este publico que la recibió cuando era una adolescente y ella se presentaba vestida de paisanita con sus trenzas acompañando al gran Mario Bofil canto un chamame dedicado a la tierra santafecina (santafesino yo soy de Ramón Lazcano y Monchito Merlo). Cuando le pregunte ¿Por qué como correntina contarle a Santa Fe? Me contesto: “porque no cantarle si es una provincia hermosa y bien chamamecera muchos grandes del chamame son de Santa Fe yo ahí fui bien recibida y me encantaría volver”.


Javier Gastón Gómez Maidana